Cuando
llegues para el almuerzo,
iré
a abrirte la puerta y a saludarte
como
si fuera normal tenerte aquí,
para
que no te sientas una visita.
Solo
me importa que seas, amigo o amiga,
parte
de un preciosísimo instante.
Y
único como siempre lo deben ser
amigos
y amigas y, con ellos,
preciosos los instantes.
Te
llevaré a comer en aquel balcón que mira al río
y
nos quedaremos santamente borrachos y alegres,
bendecidos
por la tarde que pasa, tierna,
prolija
en colores tintas de vino y sol,
reflejándose
en esas aguas que se van yendo, yendo…
Alejando pedazos de espejos y cielo,
y
nubes que, pasado un poco, ya no están…
(
Tal como tú no estarás, dentro de poco,
y
seguirás no estando
hasta
que te sientas invitado y vuelvas a este instante
donde
beber vino en el balcón, mirando las aguas yéndose,
te
hace bendecido por los dioses antiguos
que
aún viven en los finales de tarde,
de
algunas tardes así,
aquellas tardes de algunos días,
en
los días de algunos Poetas…)
copyrightHenriquemendes
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