5 de abr. de 2016

125 - CUANDO LLEGUES





Cuando llegues para el almuerzo,
iré a abrirte  la puerta y a saludarte  
como si fuera normal tenerte aquí,
para que no te sientas una visita.

Solo me importa que seas, amigo o amiga,
parte de un preciosísimo instante.
Y único como siempre lo deben ser 
amigos y amigas y, con ellos,
preciosos los instantes.

Te llevaré a comer en aquel balcón que mira al río
y nos quedaremos  santamente  borrachos  y alegres,
bendecidos por la tarde que pasa, tierna,
prolija en colores tintas de vino y sol,
reflejándose en esas aguas que se van yendo, yendo…
Alejando pedazos de espejos y cielo,
y nubes que, pasado un poco, ya no están…

( Tal como tú no estarás, dentro de poco,
y seguirás no estando
hasta que te sientas invitado y vuelvas a este instante
donde beber vino en el balcón, mirando las aguas yéndose,
te hace bendecido por los dioses antiguos
que aún viven en los finales de tarde,
de algunas tardes así,
aquellas tardes de  algunos días,
en los días de algunos Poetas…)


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