( en trabajos, clip a publicar oportunamente. )
Yo me pierdo donde se pierden las palabras.
En aquellos meandros más sublimados de las emociones
sofocantes,
donde se rasgan los gritos del que la voz no dice
y que los silencios tampoco alcanzan a traducir.
Y me pierdo en los sentidos remotos, inciertos,
implausibles,
del impensable ahora hecho armonía, para alguien,
insospechadamente.
Me pierdo en el verbo corto, seco, incapaz,
de los sentimientos confusos, mal definidos,
y en los colores átonos del que se queda por decir.
Me pierdo donde se pierden las palabras.
Donde otros valores se instalan, desafiantes,
alcanzando disfrazados espacios y sentidos,
en un otro vértigo igualmente necio.
Me pierdo donde nos perdemos todos,
donde el diálogo y las palabras se ausentan.
Me pierdo donde nos perdemos de nosotros.